La Diablada Pillareña, una explosión de cultura y alegría

(Quito.Pichincha.27.12.2017).- Multiétnico y pluricultural, Ecuador, ubicado en la mitad del mundo es un destino turístico que tiene una amplia gama de manifestaciones culturales, que cada año convocan a miles de turistas  que llegan desde distintos países del mundo, ávidos por conocer y disfrutar  las costumbres y tradiciones de los ecuatorianos.

Para iniciar el año, la Diablada Pillareña (Píllaro-Tugurahua), pone la explosión de alegría en el país, por lo que el Ministro de Turismo, Enrique Ponce de León, junto a las autoridades de Píllaro y una representación de la Diablada, invitan a los ecuatorianos y a los turistas extranjeros  que se encuentran en el país, a maravillarse de esta genuina expresión cultural.

En Santiago de Píllaro, al norte de la provincia de Tungurahua, los diablillos salen por miles para bailar en la conocida Diablada de Pillareña. Esta festividad se desarrolla del 1 al 6 de enero de cada año y reúne a todo el pueblo pillareño. Participan hombres y mujeres de diferentes edades y condición social. Cualquier persona puede disfrazarse de diablo,  güaricha o capariche, los tres personajes de esta fiesta.

El origen de la Diablada viene desde la época colonial y se deduce que fue la rebeldía mestiza e india contra la religión Católica, lo que dio origen a esta fiesta. Los indios se disfrazaban de diablos en repudio a las prédicas sacerdotales y al maltrato físico, económico, sicológico y moral que recibían de los españoles

Cuenta la leyenda que en esta localidad, los habitantes del barrio Marcos Espinel acudían a cortejar a las mujeres de Tunguipamba. Los padres y hermanos, molestísimos al enterarse de tal afrenta, querían dar un escarmiento a los galanes y, por ello, no encontraron mejor manera que aprovechar la oscuridad y disfrazarse con máscaras con cuernos, como los acólitos del diablo.

"Cuenta la leyenda que quienes se visten de diablos en Píllaro tienen que hacerlo por siete años consecutivos, porque caso contrario, puede ocurrirle cosas extrañas".

Otros dicen que al finalizar la década de los cuarenta, en fiesta del Día de los Santos Inocentes, salía a las calles del pueblo la “Legión”, un variopinto grupo de personajes. Estaba el Cíclope, el Duende, la Muerte, el Alma, la Caja Ronca, el Dos Caras, la Loca Viuda, el Uñaguille y el Diablo. Se dice que este último personaje se tomó como referencia para dar origen a los “Diablos” de Píllaro.

Hay una versión que afirma que al inicio del nuevo año, que coincide con la fiesta de los inocentes, los pobladores de Píllaro creen que el cielo se abre y por ello realizan un ritual en el que llegan al límite de su comprensión, de su poder de resistencia y mentalidad. Esta práctica les da fuerza y poderes sobrenaturales. Se disfrazan y llevan una máscara que se asemeja al ser que más temen; danzan para mofarse, para tener el control sobre el maligno. Una tercera fuente atribuye el origen de esta particular fiesta a los mitimaes de origen boliviano que seguramente dejaron su rastro aquí, por la coincidencia de los personajes con la Diablada del Carnaval de Oruro.

Sea lo que fuere, la conocida Diablada de Pillareña es una celebración ancestral que año tras año incorpora a más comunidades, güarichas y diablos adeptos. Las máscaras de los diablos se elaboran artesanalmente sobre la base de un molde hecho en bloque de tierra al que se le adhieren varias capas de papel couché empapadas en engrudo. Se deja la máscara al sol para que adquiera dureza. Luego se añaden cuernos y dientes de diferentes animales: cabras, venados, corderos, toros, etc. Al final se otorga el color, pero sobresalen las tonalidades negras y rojas.

Sus trajes son también multicolores y se distinguen los elaborados en tela espejo o satín, acompañados con vivos o flecos que contrastan con el color del traje. Muchos llevan capas con diferentes leyendas alusivas al demonio, lucifer o el maligno. En la parte superior de la cabeza usan una coronilla elaborada con cartón prensado y forrada de papel celofán. Otros portan pelucas hechas con pelaje de animales o de cabuya, aunque hoy estos elementos han sido reemplazados por pelucas, sombreros o paja plástica.

Explosión de alegría

Con varios meses de anticipación se busca a la banda de músicos que acompañará a los danzantes. Los diablos bailan al son de una banda de pueblo y siguen los ritmos de sanjuanitos, saltashpas, tonadas y pasacalles. El baile se ejecuta alrededor de las parejas de línea, que representan a los patrones; completan esta comparsa las güarichas y capariches.

Cuenta la leyenda  que quienes se visten de diablos en Píllaro tienen que hacerlo por siete años consecutivos, caso contrario,  puede ocurrirle cosas extrañas.

Además son siete conocidos pasos los que realiza el Diablo en su danzar. Cada enero, entonces, los diablos se toman las calles de Píllaro. Es una fiesta entre la risa y el miedo.

Esta mágica expresión cultural que se celebra entre el 1 y 6 de enero  fue declarada Patrimonio Cultural del Ecuador en 2009, pues cada año miles de diablillos, en horas de la tarde, irrumpen con sus bailes y música la paz y tranquilidad de la pequeña ciudad de Píllaro en la provincia de Tungurahua, para dar paso a una verdadera fiesta a la que acuden miles de turistas nacionales y extranjeros.


 

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