El Chagra es un símbolo del mestizaje

Boletín de Prensa No. 356

Quito (15-07-2014).- El chagra es un personaje caracterizado como símbolo del mestizaje existente en los valles y páramos andinos del Ecuador, como en el caso de Mejía, cantón ecuatoriano ubicado al suroriente de Pichincha.

Al igual que el gaucho (Argentina), el huaso (Chile), el cowboy (EE.UU.) y el charro (México), el chagra, con sus costumbres, en Ecuador genera una cultura que se afincó en sus habilidades ecuestres y por conocer los secretos del páramo, así como el profundo y ancestral arraigo a su tierra, pues su historia se remonta a la época colonial.

Para apreciar de mejor manera el valor de este legado, es necesario establecer que en los tiempos de la colonia, la palabra “chagra” era un sinónimo despectivo que hacía alusión a un hombre ignorante, rústico, lleno de defectos o a su vez a situaciones de mal gusto (vestido chagra, color chagra, etc.), debido especialmente a los conflictos raciales que, con el proceso de mestizaje, surgían en los latifundios de la época.

También se recuerdan varias alusiones, utilizadas especialmente en Quito capital de Ecuador, donde el término “chagra” se emplea para señalar a los forasteros provincianos, quienes vienen a la ciudad en busca de nuevas oportunidades, calificativo que se mantiene hasta la actualidad.

Chagra cabalagta_mejia (2)Cabe anotar que la palabra chagra proviene de “chacra” que significa terreno de extensión reducida destinado al cultivo de maíz. Entonces bien podríamos decir que la evolución semántica de este apelativo pasó de agravio a elogio. Para finalmente definirse como el campesino de la serranía ecuatoriana. El chagra se característica por el manejo del caballo, su incondicional compañero de aventuras, pues juntos dominan las alturas, el feroz clima y el manejo de ganado bravo en los fríos páramos andinos.

Su vestimenta tradicional se compone de poncho listado de lana, zamarro de piel de borrego, bufanda, sombrero de fieltro, y por supuesto, su cabalgadura. Este mestizo engalana los senderos, al son de melodías tradicionales como la tonada, el capishca, el sanjuanito, el pasillo o el pasacalle, y por qué no, un hermoso yaraví, todo de acuerdo a su estado de ánimo.

Sin duda, las familias del cChagrasantón Mejía cuentan con ancestros ligados al campo y a la chacarería; por esta razón, cada julio, participan en el tradicional “Paseo del Chagra”, que alcanzó su mayor apogeo en la década de los ochenta y mediados de los noventa, olvidando otros aspectos tradicionales que servían de referentes para esta fiesta como: la cantonización de Mejía y la devoción a su Patrón Santiago.

El Paseo del Chagra no es solo una fiesta, es toda una cultura. Mejía en su geografía conserva este icono cultural de suma importancia que caracteriza de manera exclusiva a ciertas zonas de los andes ecuatorianos.

(CMY/LTG)


 

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