Recorre Quito a través de sus leyendas

Cortesía: Leyendas Nocturnas

(Quito, Pichincha. 06-12-2018) .- Una ciudad encantadora, conocida como la “Carita de Dios”, durante 484 años se ha construido en medio de la cultura, tradiciones, gastronomía, lugares turísticos, personajes y leyendas; sin embargo, su esencia vive en la gente.

Todo buen quiteño conoce las leyendas de su ciudad. Contarlas es revivir los relatos de antaño que toman vida en escenarios tradicionales del Quito antiguo como iglesias, conventos, calles o barrios conocidos, en ellos, personajes como el Padre Almeida, Cantuña, el gallo de la Catedral, Bella Aurora, entre otros, son protagonistas de las leyendas más populares de la ciudad.

Súmate a este breve recorrido de fantasías y mitos que te llevarán a un viaje imaginario por algunas de las leyendas más populares de la capital.

 

La Casa 1028

¿Saben dónde está ubicada la famosa Casa 1028? Cuenta la leyenda que en ella un furioso toro embistió a la joven Bella Aurora y nadie ha podido explicar el porqué. En siglos pasados, la Plaza Grande fue escenario de una corrida de toros a la que Bella Aurora y sus padres asistieron. Un robusto y feroz toro negro saltó a la arena y corrió en dirección a la muchacha, la cual se desmayó del susto y fue llevada a casa a descansar. En la plaza, el toro buscaba ansioso a la joven, al no encontrarla, saltó la barrera y corrió furioso por una cuesta. Al llegar a la casa 1028, derribó la puerta y subió hasta la habitación de Bella… Lo demás de la historia ya lo conocen. Ahora, imaginen porqué el toro cometió este horror.

 

Cantuña

¿Es posible que un simple mortal pueda burlar al pícaro diablo? Cantuña logró hacerlo. Cuentan que los franciscanos encargaron al indígena la construcción del atrio de la iglesia de San Francisco. De terminar el trabajo a tiempo, recibiría una cuantiosa paga  pero de lo contrario no cobraría nada. Cuando el plazo llegaba a su fin, Cantuña se dio cuenta que no lograría terminar la obra. La desesperación lo llevó a hacer un pacto con el diablo a quien entregaría su alma si es que lograba construir el atrio hasta el día fijado por los sacerdotes.

Miles de diablillos constructores terminaron la obra en un abrir y cerrar de ojos. Cantuña al ver que su alma estaba por perderse decidió engañar al diablo, tomó una piedra la construcción y la escondió; así se disolvió el trato y salvó su alma. ¿Dónde creen que hace falta esta piedra?

Todo buen quiteño conoce las leyendas de su ciudad. Contarlas es revivir los relatos de antaño que toman vida en escenarios tradicionales del Quito antiguo.

El Gallo de la Catedral

¿Han notado que en la cúpula de la iglesia de La Catedral reposa un gallo de acero? Años atrás Don Ramón Ayala y Sandoval, un hombre bohemio que gustaba de la vida nocturna, solía pasar chumadito a diario por la plaza e iniciaba una riña con la figura. Cada día se repetía la misma rutina hasta que en cierta ocasión recibió una extraña lección. Don Ramón pasaba por la plaza central y decidió, como era su costumbre, increpar al gallo. De pronto, sintió un espuelazo en sus piernas y vio cómo el gallo de forma imponente se levantó, le empezó a picotear y le hizo prometer que ya no volvería a tomar mistelas ni a molestarle. Don Ramón fijo aceptó después de tremendo susto. Unos dicen que el hecho fue una broma de sus amigos, otros, que fue efecto del licor y otros piensan que fue real. ¿Qué piensan que verdaderamente pasó?

El Padre Almeida

Seguramente alguna vez se escaparon para ir de fiesta. Sin embargo, eso de escapar, era el pan de todos los días del Padre Almeida, un curita bandido que cada noche trepaba la estatua de Cristo y saltaba desde una alta ventana para salir del convento y divertirse. Dicen que antes de saltar, la estatua le decía: “¿Hasta cuándo Padre Almeida?” y él respondía: “¡Hasta la vuelta Señor!”. Una noche, después de la fiesta, el sacerdote regresaba mareado al convento y vio una procesión fúnebre pasar junto a él. De la nada, el ataúd cayó y el cadáver quedó expuesto. ¡Adivinen quién estaba dentro! Solo les diré que el Padre Almeida se llevó un susto que no volvió salir de juerga jamás.

La Olla del Panecillo

Todo buen quiteño conoce El Panecillo pero hay muchos que no saben qué guarda la estructura circular que está en medio de él. Años atrás, este sector estaba lleno de hierba por lo que una mujer llevada a diario a pastar a su vaca. Un día, la mujer dejó al animalito cerca de la olla mientras ella cosechaba algunos frutos. Al volver, no encontró a la vaca, a la que buscó por horas. Desesperada, decidió ingresar a la Olla del Panecillo y para su sorpresa se encontró con una princesa en medio de cuarto lleno de oro, a la que le contó lo sucedido. Dicen que la princesa le regaló un ladrillo de oro y le aseguró que su vaca estaría bien. Al salir, la mujer encontró a su animalito y vivieron tranquilas gracias al regalo que recibió en el misterioso lugar. ¿Ustedes qué piensan que hay dentro de la Olla?

Te invitamos a realizar un recorrido por las leyendas y los sitios turísticos que reviven a los personajes de las historias quiteñas. En estas fiestas, ven y diviértete en Quito descubre su centro histórico que fue nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad, asciende a sus majestuosas elevaciones, camina por sus calles tradicionales, deléitate con su gastronomía y siéntete en casa con el cariño de su gente.