Los Baños de Rumichaca, un lugar para relajar el alma – Unidad Educativa Bolívar

Quiero definir un poco de la historia de Tulcán; también como San Miguel De Tulcán, es una ciudad ecuatoriana. Capital de la provincia del Carchi, así como la urbe más grande y poblada de la misma. Se localiza al extremo norte de la región interandina de Ecuador, en la frontera con Colombia, en la hoya del rió Carchi, a la altura de 2980 msnm y con clima frió andino de nueve grados centígrados en promedio. Es llamada también ‘Centinela Norteña’ por su ubicación geográfica, siendo una de las ciudades más septentrionales y altas del país.

Rumichaca, dentro de lo que cabe, cada carchense deberíamos entender el verdadero significado de esta palabra que como estudiante me lleva a imaginarme un paisaje incierto en donde la imaginación comienza pero no sabemos dónde termina. He ahí el encontrar un motivo más para viajar por cada uno de los rincones de este balneario que encierra no solo misterios si no ilusiones de familia, de parejas eh individuos solitarios.

En este pequeño relato quiero explicar que la palabra ‘Rumichaca’ proviene del vocablo Quichua cuyo significado es ‘Puente de Piedra’. Antiguamente el puente estaba conformado por un  bloqueo calcáreo cilíndrico prensado entre dos paredes graníticas. Del lado occidental se estrecha tanto el cauce del rio hasta que se unen dos rocas de uno y otro lado dando lugar a esta construcción natural.

El puente es la unión natural entre Ecuador y Colombia mucho antes de la llegada de los colonos españoles, las naciones Pasto lo utilizaban para el intercambio comercial con sus similares del sur, como que se encontrasen dos bocas deseosas de tocar sus labios en un beso de deseo puro.

Creo fervientemente que merece la atención necesaria para que este emblemático lugar vuelva a ser motivo de unidad no solo por estar situado en la frontera si no porque su historia cuenta mucho más que eso, y todo Ecuador y el mundo merece saber de la existencia de este y otros lugares, personalmente me agrado ver la verdadera frontera natural, que es un verdadero deleite visual.

En la parte baja del puente a orillas del rió Carchi existe una fuente de agua ferruginosa, un pequeño balneario que se encuentra del lado ecuatoriano enclavado a la piedra.

Casi oculta de la vista de muchos, este balneario lo encontramos a unos tres o cuatro metros alejado de la antigua Casa de la Policía Militar Aduanera Ecuatoriana como antes la llamaban, encerrando en sus ensimismamientos misterios e historias dignas de contar y ser descubiertas. Relación que conlleva a querer conocer cada rinconcito del alma oculta en este balneario

 

Fundado en 1939, por la señora Lolita Higuera de Jácome y su esposo (QEPD), quienes encomendaron este lugar a sus herederos y a su más fiel hombre de trabajo, su celador por treinta y ocho años aproximadamente, don Raúl Alfonso Arellano Narváez quien es el encargado de recibir a cada visitante que quiere disfrutar de la vista asombrosa que este lugar nos ofrece y ¿por qué no? , disfrutar de un baño de agua caliente, mientras observa como el afluente del bravo rió Carchi baña sus alrededores con su arrullo y murmullo acogedor ofreciendo promesas entre sus aguas, promesas que con el paso del tiempo pocos escuchamos ya.

Raúl, con ojos chispeantes nos ofreció entrar, dándonos varias indicaciones sobre cómo llegar y nos advierte tener cuidado al descender.

Para llegar a este balneario se debe baja varios niveles de gradas de roca un tanto resbaladizas por el paso de los años y por los riachuelos de azufre que corren a un costado de las piedras, después, de un descenso de aproximadamente cinco minutos observamos una pequeña rustica estructura que gracias a la inteligencia del hombre y la facilidad que la madre naturaleza le cedió a las personas para construir los baños de agua termal totalmente natural tomada de la tierra mismo.

Construido con ladrillo quemado y bareque crudo es una construcción sumamente resistente (estructuralmente hablando), maravillada por la naturaleza verdosa y el suave cántico de pajarillos encima de nuestra cabeza me dejo llevar por los sonidos despertando los sentidos y respirando un aire totalmente puro, y ¿cómo olvidarlo? El murmullo de las aguas corriendo a nuestro lado. Se puede observar como una gran mata de calabaza cuelga justo en medio del rio, como la cabellera alborotada y hermosa de una damisela seductora que bate sus pestañas hacia nosotros, su fruto desafortunadamente no se puede recoger y cae en picada a los remolinos de agua del lugar.

Al salir el señor Raúl muy amablemente cedió a contarnos un poco de la historia que rodea a este exótico lugar, cuenta tristemente que ninguna autoridad se ha preocupado por ir a visitar los balnearios. ‘Hace muchos años cuando el concejal Santa María aún vivía, era el único que llegaba aquí a bañarse a media noche, chumadito y todo bajaba se bañaba y salía’ nos cuenta con una risa de añoranza.

Asegura también que en tiempos de la segunda candidatura de don Pedro Velazco (Ex alcalde de la ciudad) quiso comprar el balneario para su fin propio, sus herederos por supuesto no accedieron.

Cuenta también la leyenda de cómo se formó este cruce natural que brevemente relatare:

Cuenta la leyenda que un día el Diablo en su afán de vencer a Dios le propuso una apuesta, sobre quien elaboraba un puente de piedra más rápido, con su máxima inteligencia ambos se pusieron en marcha moviendo grandes estructuras de piedra para hacer el cruce. Hubo un punto intermedio en que se chocaron en su elaboración, Dios con su sabiduría tomo una piedra considerablemente grande y el Diablo hizo lo mismo presuroso de poner su roca antes que su contrincante, y entonces al momento en que intentaban poner su elemento, las piedras, simplemente se fundieron en una sola, negando así la victoria a estos dos seres.

Arellano también menciona que a lo largo de los años han llegado especialistas de Quito a investigar sobre las propiedades del agua, descubriendo así que sus cuarenta y dos grados de temperatura son beneficiosos para la salud de los huesos.

Actualmente el estado de este balneario es un tanto deplorable debido al descuido, y el paso de los años. El costo de entrada es de 0,50$ ctv. De dólar americano o 1000$ pesos colombianos.

Quisiera con mis palabras y con el eco de estos Baños, dejar huella, como las gotas que caen de este manantial cuán importante es relucir la unión de estas dos rocas que se juntan para expresar la belleza de dicho atractivo natural.

Autora: Britane Vanesa Mites Cabrera – Unidad Educativa Bolívar