Jueves seis de diciembre es día de descanso en Quito

Quito (14h45).- El próximo jueves 6 de diciembre será día de descanso en la ciudad de Quito, capital del Ecuador, por  conmemorar los 478 años de fundación.

Este año el Distrito Metropolitano escogió como lema “Fiesta 2012 Quito es primero”; para su celebración el cabildo quiteño preparó alrededor de 450 eventos artísticos, culturales, musicales, cívicos, tradicionales, históricos, deportivos, religiosos,  concursos de pintura y de entretenimiento que se desarrollan desde el 15 de noviembre hasta el 6 de diciembre.

El festival de la Chispa y la Sal Quiteña, las competencias de coches de madera, el festival de la música ecuatoriana, de Rondalias, tunas y estudiantinas, de pueblos ancestrales, el II Festival Internacional del Teatro Callejero, Festivales de Bandas Estudiantiles y Bastoneras, la fiesta de luces y color, desfiles de la confraternidad, son entre otros, los eventos tradicionales que se reeditan para esta celebración.

Quito uno de los 20 mejores destinos turísticos por conocer en el 2013.

Quito, es la capital del Ecuador. Una ciudad donde los matices coloniales de su centro histórico se contraponen con sus modernos edificios del presente. Un lugar que guarda los enigmas de una historia milenaria, la magnífica herencia del encuentro de dos mundos y los secretos de la cultura del mestizaje.

Por su belleza física, sus tradiciones, rincones místicos y sus expresivas leyendas es considerado «Relicario del Arte en América», características por las cuales, en noviembre de 1978, fue la primera ciudad del mundo en ser declarada por la UNESCO «PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD».

Quito ha acumulado varios títulos durante su historia; entre ellos se destacan “Luz de América,” por ser la primera ciudad en  América hispana en buscar un gobierno autónomo, “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, primera ciudad en ser nombrada por la UNESCO  en 1978 y “Capital Iberoamericana de la Cultura en el año 2004”, designada por la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI) y ahora la revista Traveler, de National Geographic, reconoció a Quito como uno de los 20 mejores destinos turísticos por conocer en el 2013.

Quito antiguo

Cinco siglos de belleza es lo que acaudala el centro colonial de Quito, señorial ciudad concebida como la sistemática urbe española de fines del siglo XV, de matriz cuadricular alrededor de una plaza central flanqueada por los edificios más sobresalientes. La singularidad radica en el esfuerzo que se requirió para aplicar el clásico diseño a una geografía disparatada, encajonada en un angosto valle subtropical entre pliegues andinos.

Los volcanes Pichincha, Cotopaxi, Antisana y Cayambe rodean con su abrazo una franja estrecha y complicada para cualquier arquitecto, lo cual motivó que en Quito se emplearan nociones constructivas desconocidas por aquel entonces, amalgamando sistemas indígenas con técnicas que hubo que idear sobre la marcha.

A medida que Quito colonial iba tomando forma, surgía en medio de esta convivencia complicada entre conquistadores e indios, un movimiento artístico que llegaría a estar entre los mejores del Continente. La Escuela Quiteña, la corriente de imagineros quiteños que decora tan exquisitamente los templos coloniales de la ciudad, se convierte en poco tiempo en un exportador de arte hacia toda América.

El gran cúmulo cultural y la abundancia del legado artístico le han valido sucesivos calificativos al Quito colonial designado unas veces como Ciudad Convento o Claustro de América, y otras como Relicario de Arte en América.

Las iglesias y conventos se ornamentaron exquisitamente con profusión de columnas, pinturas y tallas, y enormes cantidades de oro para realzar un sorprendente mundo de fantásticos interiores en los que se arremolinaban los misterios de ambos credos.

Por su parte, la iglesia de la Compañía de Jesús –llamada La Compañía – empleó para su decoración más de siete toneladas de pan de oro y fueron necesarios 163 años para terminarla. El bordado en piedra de su fachada, de estilo barroco con influencia morisca, fue esculpido por indígenas. Impresionantes también resultan las cúpulas del convento de Santo Domingo, así como sus tallas doradas sobre un fondo rojo. Al de San Agustín lo llaman El Convento de Oro debido a su recargado ornato, mientras que la basílica de la Merced conserva en su claustro una fuente con un Neptuno entre delfines.

Para intentar comprender esta ciudad de extremos, conviene subir a uno de sus lugares más tradicionales: el Cerro del Panecillo, mirador a 3.000 metros de altitud desde donde se contempla, inmensa y complicada, la extensión capitalina, con su casco antiguo agazapado bajo sus tejas coloradas entre esta loma y el parque de La Alameda, y rodeado por inmensos barrios nuevos surcados por anchas avenidas.

En la Plaza Grande –también llamada de la Independencia–, que sigue representando el corazón fundamental de la capital ecuatoriana como en tiempos de la colonia, confluyen el Palacio de Gobierno, de estilo neoclásico con piedras incas en su base y custodiado por guardias con uniforme de gala, el Palacio Arzobispal de piedra ladrillo y madera con sus características arcadas o portales, el Palacio Municipal, la iglesia del Sagrario, y la Catedral metropolitana de 1565, con su espectacular fachada mitad de piedra, mitad encalada.

La Ronda, luego de su recuperación en el 2006, se ha convertido en uno de los sectores más emblemáticos del Centro Histórico de Quito. Fue el corazón bohemio de esa zona de la ciudad a mediados del siglo XX, donde abundaban casas de artesanos, pintores, poetas y músicos. Hoy La Ronda ha recuperado su encanto. En sus calles angostas y adoquinadas, lucen radiantes las casitas blancas de techos rojos, con sus balcones y faroles, que se han convertido en galerías, cafés y tiendas, para recibir a los turistas, quienes con gran emoción evocan, imaginariamente, el pasado.

De igual forma nuevos museos han sido inaugurados, mansiones restauradas, centros culturales, parques, restaurantes, hoteles y cafés.  Así el corazón de la ciudad late con vigor renovado, mientras ciudadanos y visitantes gozan de sus extraordinarios atractivos.

Quito moderno

La zona norte de la capital ecuatoriana es un escenario cosmopolita con variedad de atractivos para que su visita sea completa.

En el valle estrecho y largo que alberga a Quito, una de las ciudades más antiguas del Continente se abre avenidas, se construyen nuevos y más variados espacios de recreación, cultura, comercio y servicios. El Quito moderno empieza en los parques El Ejido y La Alameda y se extiende hasta el inicio de la carretera que conduce a la Ciudad Mitad del Mundo.

Esa ciudad moderna se forja en los años 50 del siglo XX, cuando se consolidan los barrios La Mariscal, y la avenida Colón deja de ser el límite de la ciudad. Se construyen el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre y el Estadio Olímpico Atahualpa. Para algunos historiadores esto fue lo que “jaló” a la ciudad hacia el norte. Poco a poco se extendieron hacia el norte las avenidas Seis de Diciembre, Diez de Agosto, Amazonas y Eloy Alfaro, alrededor de las cuales surgieron grandes urbanizaciones, edificios y espacios para la diversión, como el parque La Carolina.

La ciudad continuó su crecimiento hacia el norte durante los años 70, que coinciden con el llamado “boom petrolero”. Se acelera la construcción de viviendas, edificios, centros comerciales, locales de diversión y entretenimiento. Y lo que solo era un espacio residencial se convierte en la zona del “boom comercial”.

En este Quito moderno se encuentran dos “pulmones” para el sano esparcimiento: los parques La Carolina y Metropolitano. Allí se reúnen los capitalinos a caminar, pasear las mascotas, volar las cometas, y practicar deportes.

También se encuentra el barrio La Mariscal, donde no solo se concentran los servicios turísticos sino que conserva las mansiones del siglo XX que se han convertido en hoteles, hostales, restaurantes o locales para la diversión y la gastronomía. El corazón de ese barrio capitalino es la plaza El Quinde, un lugar de encuentro y disfrute de todos los apetitos culturales, gastronómicos y de servicios.

La ciudad, en los últimos años, ha estado sujeta a un gran cambio urbanístico que la extendió hacia el norte, sur, los Valles de Tumbaco (hacia el nororiente) y Los Chillos (en el sur oriente); esto ha permitido un notable crecimiento económico y poblacional que ha generado avances en la industria, economía, comercio y hotelería, pero además ha configurado nuevos actores y nuevas demandas sociales.

El teleférico nos ofrece una vista espectacular de la ciudad y a lo lejos la avenida de los volcanes y los valles de Cumbayá y Tumbaco, y el nuevo aeropuerto  de Quito que será inaugurado en el 2013.

Quito es una de esas ciudades que pueden hechizar y conquistar el errante corazón del viajero en busca de visiones para la memoria de su retina, pero también es un laberinto de sensaciones donde cada cual debe encontrar su rincón favorito. ¡Venga y descubra una urbe contemporánea al pie del volcán Pichincha!.

LTG/MYV


 

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