[CRÓNICA] María, lazos de amor para toda la vida

Las canciones exaltan la belleza, sonrisa, rostro, mirada de la mujer en la etapa de juventud y en el momento del climax del amor. La mujer con el paso de los años se vuelve un ejemplo para toda la vida por su lucha, amor, y trabajo incansable hacia sus seres amados.

María Cristina Farinango de 68 años, vive en Ibarra. Desde su niñez aprendió el significado del trabajo. Sus manos aprendieron hacer y crear cosas para salir adelante. Su risa es tímida, sus ojos y cabello negro resaltan entre aquella blusa azul eléctrico que con su presencia compone un escenario luminoso en medio de verdor de esta tierra de los Andes.

En sus manos se dibujan los pliegues como una seda colocada sin extenderse sobre la superficie; las líneas muestran las historias que se han delineado en ellas, y se han plasmado para dirigir no solo su vida, sino la vida de quien la rodea.

Por ocasiones su rostro se ilumina con risas y por instantes se entristece, se opaca. La vida puede ser muy dura, pero los motivos para sonreír son más. “Me siento alegre por mis nietos, es bonito verles cómo van creciendo. Es emotivo ver que una de mis nietas de Quito venga y me dé la bendición”, dice María mientras su mirada se pierde en el correteo de uno de sus siete nietos que la ve con alegría.

Sentir gratitud es construir un lazo eterno. Las mujeres deben ser celebradas todos los días, deben ser respetadas, consideradas y sobre todo deben poseer derechos que garanticen la calidad de su vida.

Su vida se desarrolla entre el trabajo, sus nietos, su suegra, su hermana y su esposo, a los que cuida con amor y con mucha dedicación. Las dos mujeres que le acompañan tienen más de ochenta años, y su fuerza con el paso del tiempo se ha perdido.  Las mañanas de María también se llenan del cántico de sus gallos y gallinas, de los sonidos de sus cerdos y cabras, que han desarrollado una relación armónica en una casa humilde pero llena de personas con coraje, ganas de luchar y ser felices.

“Enriquecernos de las cosas que nos da la vida, es una bendición. Quiero decirles que estoy muy feliz por esta oportunidad de compartir y festejar el Día de la Mujer, y rendir un homenaje a las mujeres del país que son la esencia de la vida y el amor” comenta Enrique Ponce De León, ministro de Turismo, que con guitarra en mano llegó al hogar de María para dedicar una serenata a las mujeres de este hogar.

María, su hermana y suegra irradian luz con su sonrisa entre melodías de amor y música alegre que las lleva a aplaudir, reír y hasta mover sus piernas. La presencia de estas tres mujeres se confunde con el paisaje y los sonidos que se viven en ese momento de alegría.

Tras varias canciones, María, Enrique Ponce de León y su familia van a la mesa para compartir los alimentos, una oración se eleva en aquel hogar, por bendiciones para la familia y por todas las mujeres que se convierten en cabezas de hogares para salir adelante con mucha motivación.

La serenata y presencia del representante de Turismo fueron para María una bendición, que no bastaba que pronunciara una palabra porque sus ojos y sonrisas denotaban la gratitud por el momento y por vivir un Día de la Mujer diferente.

Su historia, como la de muchas mujeres, podría ser contada en libros de muchas páginas. Pero Enrique Ponce De León, quiso escribir y guardar esta hermosa novela con un lazo que lo recordará siempre.

Mientras sus manos intentan insertar mullos en un delgado hilo de pulsera, las miradas de toda la familia estaban pendientes en quien lo hacía más rápido, convirtiéndose en una competencia de hombres contra mujeres. María superó a su contrincante y en cada mullo colocó una alegría, una experiencia, una enseñanza que se la llevó Enrique Ponce de León; y ella se quedó con los mullos de gratitud, admiración y respeto del ministro.

Unir lazos, historias y caminos es lo que permite la Misión Las Manuelas, de la Secretaría Técnica Plan Toda una Vida y a través de la campaña “Mujer Ejemplo de Toda una Vida”, se busca visibilizar la fuerza, valentía y entrega de las mujeres de Ecuador que a cargo de personas con discapacidad se llenan de energía a diario para demostrar que la vida y la felicidad es posible revivirla en cualquier circunstancia.

A las mujeres sin pensarlo aceptamos amarlas, sabemos que las llevaremos como un ejemplo por sus motivaciones y lucha incansable que nos hace sentirnos orgullosos de ellas.

Sentir gratitud es construir un lazo eterno. Las mujeres deben ser celebradas todos los días, deben ser respetadas, consideradas y sobre todo deben poseer derechos que garanticen la calidad de su vida. Visibilizarlas y conocer sus experiencias nos vinculan con ellas, nos hacen colocarlas en el altar de la vida. Reconocer sus esfuerzos es el mejor plan para toda una vida.

SDG